
Ambos son dos métodos fáciles, eficaces y baratos de poder disminuir el dolor, y por ello es básico conocer las posibles aplicaciones de ambos. Aquí encontrarás un resumen ameno de lo que dicen los estudios científicos sobre el tema.
Crio y termoterapia, para qué sí y para qué no.
La crioterapia es la utilización del frío como método terapéutico. La aplicación del frío para reducir la temperatura del organismo se aplica con los propósitos de disminuir el dolor y crear un efecto antiinflamatorio, ya que este calma el tejido dañado tras un traumatismo y reduce el aporte sanguíneo en la zona lesionada.
- ¿Cuándo utilizarlo? Lo podemos aplicar en lesiones agudas como esguinces, una nueva tendinitis del tensor de la fascia lata, operaciones recientes, tras la práctica de ejercicio físico, brotes artríticos…
- ¿Cuándo NO utilizarlo? El frío está contraindicado en problemas arteriales, o en aquellos que puedan sufrir un descenso brusco de la temperatura. Tampoco es recomendable en el caso de «trigger points» o lesiones musculares (tipo contracturas), ya que puede aumentar el espasmo muscular y con ello el nivel de dolor.
- ¿Cómo aplicar frío? Cold packs, hielo envuelto en una toalla, botella de agua congelada envuelta en toalla… Son muchas las maneras posibles y la mayoría muy económicas. El tiempo de aplicación recomendable es de 15-20 minutos cada aplicación.
La termoterapia es la aplicación de un agente térmico como método terapéutico. El calor produce una vasodilatación de los capilares, por lo que aumenta el volumen sanguíneo en la zona aplicada y el metabolismo. Así mismo, produce un efecto sedante y relaja la musculatura, por la disminución de la síntesis de colágeno y el aumento de elastina.
- ¿Cuándo utilizarlo? Puede servirnos de gran ayuda en procesos crónicos, en lesiones musculares como tortícolis o lumbalgias, en lesiones cuya fase inflamatoria ha pasado, en espasmos musculares como el dolor menstrual…
- ¿Cuándo NO utilizarlo? El calor no se debe utilizar en casos inflamatorios agudos, ni en casos donde la piel indique un aumento de calor y edema. Tampoco debe aplicarse en brotes artríticos (sí puede aplicarse en la artritis establecida) o procesos infecciosos.
- ¿Cómo aplicar calor? Hot packs, bolsas térmicas, parches térmicos, infrarrojos… Para el calor también hay muchas posibilidades y todas ellas fáciles de conseguir. Las recomendaciones para su utilización son de entre 20-25 minutos. El nivel de calor deberá ser siempre agradable para aguantar el tiempo recomendado, en ningún caso notar que te quema.
Si tienes dudas y no sabes qué fue lo que desencadenó tu dolor, es mejor que comiences con 5 minutos de frío y si ves que a los 5 minutos nada ha modificado cambies a calor. Si pusiésemos calor desde el principio, y no fuese lo adecuado para tu lesión, podría provocar más edema e inflamación.
En resumen…
Tanto el frío como el calor pueden tener efectos beneficiosos para el dolor, el desencadenante determinará qué es lo mejor para cada momento.
Aún y todo, es recomendable visitar a tu fisioterapeuta y/o médico de cabecera para que determine qué otras terapias puedes llevar a cabo para mejorar tu dolor y así poder recuperarte cuanto antes. 😉
Bibliografía
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- Sauls J. Efficacy of cold for pain: fact or fallacy?. Online J Knowl Synth Nurs. 1999;6:8. Published 1999 Oct 22.