¿Y tú, como fisioterapeuta, cómo puedes ayudar a una persona con cáncer?
Ésta es una de las preguntas más frecuentes que me suelen hacer al decir que mi especialización es la oncología. La fisioterapia oncológica está comenzando su despegue, sobretodo en ciudades grandes como Madrid y Barcelona, pero todavía se desconoce entre la población cómo podemos ayudar a estos pacientes.
Como en cualquier rama de la fisioterapia, especializarte en oncología supone un conocimiento específico del paciente con cáncer. Desde la rehabilitación física son numerosos los beneficios que pueden tener. Los pacientes oncológicos sufren muchas veces dolor, ya sea por las cirugías, por la radioterapia o por el mismo tumor en sí. En fisioterapia, a través del conocimiento adquirido en el movimiento, en tratar adherencias, en reeducar al sistema nervioso podemos ayudar a estas personas a mejorar su calidad de vida. Por supuesto que el proceso oncológico sigue un curso paralelo al tratamiento rehabilitador, pero no por ello tienen que vivir con dolor.
Asimismo, pasa con las hemiparesias, hemiplegias o neuropatías a las que tienen que hacer frente los pacientes. Una persona con cáncer puede sufrir estas alteraciones a lo largo de su enfermedad, y no por ello no se puede realizar nada. A través de la reeducación motriz, sensitiva o vestibular podemos ayudar a estas personas a mejorar su calidad de vida. Por supuesto que el proceso oncológico sigue un curso paralelo al tratamiento rehabilitador, pero no por ello tienen que limitar su actividad física.
De igual manera, las personas con cáncer de próstata, vejiga, útero… etc. suelen sufrir alteraciones a nivel de los órganos miccionales y sexuales: vejiga hiperreactiva, vaginismo, atrofia de la musculatura del suelo pélvico, dolor al eyacular, entre otros. Con un estudio del caso y un tratamiento adecuado a cada paciente, se pueden aliviar y mejorar estas consecuencias. Por supuesto que el proceso oncológico sigue un curso paralelo al tratamiento rehabilitador, pero no por ello tienen que ver alterada su vida sexual y social.
Entre los beneficios más conocidos de la fisioterapia en oncología está la reducción y prevención del linfedema en cánceres en los que se ven alterados los principales grupos de ganglios linfáticos (inguinales, torácicos, abdominales, axilares o del cuello). A través de la correcta estimulación del sistema linfático, el paciente reduce el edema y ve claramente mejorada su calidad de vida. Por supuesto que el proceso oncológico sigue un curso paralelo al tratamiento rehabilitador, pero no por ello tienen que ver alterado su aspecto físico, social y psicológico.
Debido a las habituales intervenciones quirúrgicas en los sarcomas (cáncer que se origina en tejido blando: huesos, músculos…) los pacientes pueden ver afectada la movilidad y pérdida de masa muscular de alguna parte de su cuerpo. Con una buena base de movimiento y un entrenamiento de fuerza, se puede acompañar al paciente en el proceso para que, una vez más, no tengan que ver alterada para siempre su actividad diaria.
Aquí sólo enumero unos pocos ejemplos de lo que hacemos y de cómo se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes, quedan muchos más en el tintero. La fisioterapia oncológica es una especialización que abarca muchos ámbitos de la fisioterapia, con un denominador común: el conocimiento a fondo del paciente oncológico.